Síguenos Facebook Twitter YouTube Google +

Fisi(on) La red Nº1 de Fisioterapia

Nubes

Dolencia concreta

FRACTURA POR ESTRES

¿QUÉ ES?

Se considera fractura a la falta de continuidad en una estructura ósea. En la mayoría de los casos, estas fracturas son consecuencia de acciones traumáticas. En el caso de las fracturas por estrés, el resultado viene dado por una reiteración prolongada y repetitiva de fuerzas o micro traumatismos de bajo impacto.
El tejido óseo se compone fundamentalmente de colágeno, un material visco elástico orgánico. Este material responde a las agresiones externas recomponiendo los daños producidos. Si las agresiones son demasiado consecutivas, los daños superan la capacidad reparadora de este material. Es entonces cuando se rompe el equilibrio destrucción-reparación, y se crea una fractura por estrés.

Causas

  • Alteraciones posturas, por culpa a la mala técnica empleada.
  • Descompensaciones musculares
  • Cuando el deportista tiene una densidad ósea menor (denominado osteoporosis), se da más en deportistas veteranos.
  • Mala planificación física, por eso, la importancia de tener un profesional a tu cargo para la obtención de la calidad de tus entrenamientos controlando cargas y descansos. 
  • Debido a la repetición continuada sobre la misma zona de impacto durante los entrenamientos.
  • Cambios en la superficie de la disciplina deportiva realizada.
  • Llevar a cabo una desregulada y mala nutrición.

Sintomas

Habitualmente, una fractura por estrés viene acompañada de dolor unido con la actividad, y por lo tanto, que cede con el reposo del miembro afectado. Con la actividad continua y la consecuente fractura ósea, el dolor usualmente se vuelve constante.

Los síntomas de una fractura por estrés a menudo se presentan por dos a tres semanas, pero pueden llegar a complicarse hasta cinco semanas o más. Los resultados del examen físico y la palpación arrojan dolor localizado, edema, aumento de temperatura y eritema.

La localización de este tipo de lesiones es especialmente difícil, ya que se suele confundir con lesiones musculares comunes (tendinitis, sobrecargas, etcétera). Por ello, el historial deportivo del paciente y su actividad diaria, tanto deportiva como laboral, puede ayudar a su detección. El diagnóstico temprano es esencial para evitar complicaciones y lograr un retorno deportivo lo antes posible.

Tratamiento indicado para ayudar contra la FRACTURA POR ESTRES

  • Medicación antiálgica
  • Crioterapia
  • Programa de ejercicios de fortalecimiento muscular
  • Electroterapia
  • Magnetoterapia
  • Terapia manual
  • Terapia miofascial
  • Vendaje neuromuscular
  • Programa de ejercicios de movilidad, sobretodo cuando la fractura afecta a una articulación.
  • El tratamiento requerido para este tipo de lesión es un descanso de 6 a 12 semanas. 
  • Al ser fracturas poco ines normalmente no requieren ser escayoladas.
  • Vendaje de tipo funcional puede ayudar en las primeras semanas después de la lesión.
  • Importante manejo de los factores desencadentantes
  • Reeducación funcional progresiva para la vuelta a los entrenamientos.

Diagnóstico

Para un diagnóstico acertado de una fractura por estrés, se debe realizar una completa exploración biomecánica, buscando principalmente desequilibrios musculares, debilidad, rigidez o disimetrías si la lesión se haya en miembros bilaterales.

Entre los estudios utilizados para diagnosticar las fracturas por estrés se encuentran:
  • Radiología
  • Resonancia magnética: muy útil para el diagnóstico precoz evidenciando áreas de edema óseo medular, así como partes blandas adyacentes.
  • TAC: es el método de más alta especificidad, por la definición de la estructura ósea y resolución espacial.

Preguntas Frecuentes

Un buen calentamiento antes de comenzar las rutinas físicas, una dieta rica en calcio y minerales, una ordenada adecuación a la carga de entrenamientos así como respetar los tiempos de descanso entre esfuerzos, pueden ser consejos útiles a la hora de prevenir este tipo de afectaciones.
Sí. Habrá que tener en cuenta el no correr por terrenos excesivamente duros, no llevar zapatillas demasiado duras, limitar las carreras en las que se participa y tener cuidado si eres un corredor novato, no comenzar de forma súbita.
El quinto metatarsiano del pie, el maléolo interno del tobillo y metatarsos del pie, la tibia, la pelvis, el cuello del fémur, la epífisis del peroné y los sesamoideos del pie.